Escrito por Aarón Ballesteros
Durante décadas los puertos fueron sinónimo de grandes infraestructuras, muelles interminables, grúas mecánicas y estructuras de concreto que simbolizaban la fuerza de la ingeniería. Su propósito era claro, mover carga a través de la escala física con escasa o ninguna métrica de desempeño.
En 2025 esa lógica está siendo reemplazada por un nuevo paradigma. Los Smart Ports marcan la transición de las megaobras a los megaservicios, donde lo fundamental ya no es cuánto se construye sino cómo se gestiona, conecta y optimiza el comercio global. La infraestructura sigue siendo necesaria, pero ahora funciona como soporte de un ecosistema de servicios que redefine la logística marítima. En este escenario, Corío tiene la oportunidad de convertirse en el primer puerto del Perú en dar el salto hacia un modelo de servicios inteligentes, no solo como una megaobra de ingeniería sino como un nodo tecnológico para el comercio internacional.
“Corío tiene la oportunidad de nacer directamente como Smart Port y convertirse en el primero del Perú, pasando de una megaobra de ingeniería a un ecosistema de megaservicios que optimizan, protegen y agilizan el comercio global.”
La inteligencia artificial aplicada a la gestión portuaria no se limita a herramientas genéricas, sino que se concreta en modelos predictivos y algoritmos de optimización capaces de procesar grandes volúmenes de datos en tiempo real. Gracias a estas tecnologías es posible anticipar la llegada de embarcaciones, ajustar rutas y horarios y así incrementar la capacidad de carga hasta en un 30%, al mismo tiempo que se reducen los costos operativos entre un 25 y un 30%. El Internet de las Cosas, mediante sensores instalados en contenedores y equipos, permite monitorear ubicación y estado en cada momento, reduciendo pérdidas y errores. Blockchain asegura trazabilidad desde el manifiesto de carga hasta la autorización aduanera, cerrando la puerta al fraude y simplificando la burocracia. La automatización, con grúas robotizadas y drones, acelera la carga y descarga mientras limita la dependencia de la mano de obra intensiva y refuerza la seguridad de las operaciones.
La seguridad es otro eje crítico de esta transformación. La inteligencia artificial se aplica en sistemas que vigilan en tiempo real las operaciones, detectando anomalías en equipos o contenedores y anticipando fallas mediante modelos predictivos que cruzan datos de sensores y condiciones climáticas. Al mismo tiempo, plataformas de ciberseguridad impulsadas por IA monitorizan el tráfico de red, identifican patrones anómalos y activan protocolos automáticos de protección ante intentos de intrusión. Con ello se reducen tanto los riesgos físicos como las amenazas digitales, mientras la automatización evita que los trabajadores se expongan a tareas peligrosas. El resultado es un puerto confiable, eficiente y seguro que protege la carga y a las personas.
Los casos internacionales muestran que esta no es una aspiración futura, sino una transformación en curso. Rotterdam ya utiliza inteligencia artificial para gestionar el tráfico marítimo y reducir tiempos de espera. Hamburgo optimiza sus terminales gracias al análisis de grandes volúmenes de datos. Barcelona implementa puertas virtuales que reducen trámites aduaneros a minutos. En India, la integración de redes 5G permite coordinar operaciones logísticas a gran velocidad. Estas experiencias confirman que los puertos han dejado de ser estructuras estáticas para convertirse en ecosistemas dinámicos de servicios digitales. Corío, como uno de los megaproyectos portuarios más ambiciosos del país, puede aprovechar este aprendizaje y nacer directamente como Smart Port, evitando repetir el modelo tradicional centrado únicamente en la obra.
Conviene subrayar un aspecto decisivo. La obra física sigue siendo indispensable, lo mismo que los estudios de demanda y la elaboración de expedientes técnicos, pero todo ello resulta insuficiente si no se acompaña de un modelo de contratación que abarque el ciclo completo del activo. Sin este cambio seguiremos atados a la obra como un fin en sí mismo, en lugar de convertirla en el medio para desplegar megaservicios que aseguren eficiencia, seguridad y resiliencia en el largo plazo.
En definitiva, los Smart Ports no son una mejora incremental sino un cambio de paradigma. Pasamos de las megaobras de ingeniería a los megaservicios con base a tecnología para brindar indicadores de desempeño real, donde la infraestructura es solo el punto de partida de un sistema mucho más sofisticado. La pregunta ya no es si construiremos puertos más grandes, sino si lograremos puertos más inteligentes, seguros y ágiles. Corío, si se concibe desde esta visión, tiene el potencial de ser el primero en marcar este camino para el Perú y convertirse en un referente regional de logística avanzada.
¿Qué opinas de esta transición hacia los Smart Ports?
¿Estamos preparados para que Corío lidere este salto y redefina la logística marítima global desde los servicios y no solo desde la infraestructura?
#SmartPorts #Innovación #Logística #Infraestructura #Corío
Corío podría ser el primer Smart Port Peruano